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Decálogo para la realización del deporte en salud

Introducción

Desde la óptica de la Asociación Aragonesa de Medicina del Deporte, cada vez resulta más evidente y necesario tomar una posición frente a determinados aspectos médicos de la práctica deportiva.

La práctica deportiva conlleva unos riesgos para el practicante e, incluso, para otros implicados en las actividades deportivas como técnicos, árbitros, directivos, espectadores, etc. Por ello es necesario y además es nuestra obligación aportar los argumentos pertinentes para modificar este riesgo y reducirlo a su mínima expresión.

Esta Asociación, consciente del lugar que debe ocupar en el concierto del Deporte Aragonés, ha considerado que se debe manifestar oficialmente sobre todos los aspectos relacionados con la salud de los deportistas y por ello ha decidido expresar su opinión sobre el tema que consideramos que debe iniciar nuestras intervenciones: El reconocimiento médico-deportivo.

El reconocimiento médico-deportivo debería ser el punto de partida de la actividad deportiva del deportista y debería realizarse antes de su incorporación al deporte. Con este acto médico se pretenden dos objetivos primordiales: el descubrimiento de enfermedades, patologías o defectos que pudieran poner en peligro la vida del deportista y la detección de enfermedades, patologías o defectos que una vez corregidos o tratados significaran una realización de actividad deportiva con mayor confort y con mayor posibilidad de rendimiento.

Se está hablando pues de prevención. Se está hablando de medicina preventiva destinada a abortar una buena parte de riesgos relacionados con el deporte.

Necesidad del reconocimiento médico-deportivo

Existe un acuerdo generalizado, a nivel médico y a nivel de otros estamentos deportivos, sobre la necesidad de realización de reconocimientos médicos antes de la participación en actividades deportivas.

El Comité de Aspectos Médicos del Deporte de la American Medical Association dice que todo atleta tiene derecho a una historia y evaluación clínica previa a la temporada deportiva.

El Comité Científico de la Federación Internacional de Medicina del Deporte (FIMS) establece la necesidad de realizar una valoración médico-deportiva en todo sujeto mayor de 35 años que inicie o reemprenda una actividad física de competición o incluso de tipo lúdica.

La mayoría de las licencias federativas para práctica deportiva incluyen un apartado para la firma médica que confirma la realización de un reconocimiento médico.

Se puede considerar la necesidad de realización de reconocimientos médicos previos a la práctica de deporte desde dos puntos de vista: De una parte la necesidad imperiosa de efectuar un despistaje adecuado de aquellas patologías, enfermedades, defectos o lesiones que, ante una actividad deportiva, pueden poner en peligro incluso la vida del deportista. La aparición de casos de muerte súbita de deportistas efectuando alguna actividad deportiva es una circunstancia desgraciada que en algunos casos podía haber sido evitada.

De otra parte, la necesidad de abordar la problemática de aquellas patologías, enfermedades, defectos o lesiones que, no suponiendo un riesgo para la vida del deportista, sí que afectan a la posibilidad de hacer deporte o, como mínimo, de realizarlo en una situación de comodidad o incluso de rendimiento.

Esta necesidad de realización de reconocimientos médicos previos a la práctica de cualquier actividad deportiva tiene un sentido claramente preventivo, intentando evitar el problema antes de que suceda o manejarlo adecuadamente para que cree las menores molestias posibles al deportista.

Objetivos del reconocimiento médico-deportivo

La realización del reconocimiento médico-deportivo persigue los siguientes objetivos:

1. Valoración del estado de salud del deportista
A través de este objetivo se cubren diversas necesidades: Despistaje de enfermedades, lesiones o patologías que pueden constituir un riesgo para el deportista. Detección de causas patológicas que representen algún tipo de contraindicación absoluta, relativa o temporal a la práctica deportiva. Control de las repercusiones de la actividad deportiva sobre el estado de salud del deportista y sobre el proceso de crecimiento y maduración del niño deportista.

No se debe olvidar la necesidad de proporcionar al deportista toda la información sobre los datos médicos obtenidos y las recomendaciones que se deriven de los mismos.

2. Detección del nivel de adaptación del deportista al esfuerzo físico
Es preciso conocer el nivel de adaptación del deportista al esfuerzo físico que se requiere para el deporte o actividad física escogida. Este objetivo se debe adaptar a las diversas etapas de la evolución biológica del deportista, así como a las diversas etapas del entrenamiento. Ello permite aconsejar la práctica más adecuada a las posibilidades del atleta.

3. Prevención de lesiones y enfermedades
Es necesaria la prevención de lesiones o enfermedades que pueden derivarse de ciertas anomalías, defectos físicos o insuficiencias del deportista, incluyendo la falta de condición física y la inadecuación entre al grado de maduración biológica y la actividad deportiva elegida, en el caso de los deportistas en desarrollo.

4. Oportunidad de participación de deportistas con procesos patológicos
Se debe proporcionar la oportunidad de participación en actividades deportivas a personas que tengan procesos patológicos, indicándoles sus posibilidades, limitaciones y riesgos implicados.

5. Cumplimiento de requisitos legales y de seguridad
El quinto objetivo es el de cumplir los requisitos legales y de seguridad para los programas deportivos organizados.

6. Establecimiento de la relación médico-enfermo

El establecimiento de la relación médico-enfermo tiene lugar cuando el deportista acude a la entrevista con el médico, con todas las implicaciones que supone. Esta relación permite aconsejar al deportista sobre temas de salud e incluso personales.

Clasificación por grupos de edad y nivel de práctica deportiva

Se puede dividir a los deportistas en función de su edad y del tipo de práctica deportiva que realizan. A lo largo de su vida, por razones puramente cronológicas, el deportista va pasando de una a otra categoría de edad. Los diferentes niveles de práctica deportiva también se van modificando. La transferencia entre estos niveles es muy importante. La transferencia suele ser el incremento del nivel deportivo hasta la edad adulta, para decrecer paulatinamente o llegar a una situación de sedentarismo. Pero esta secuencia no siempre se sigue de la misma manera. También es muy importante la categoría de sedentarios: puede haber deportistas de rendimiento en la infancia que pasan a sedentarios en la adolescencia, y niños o adolescentes sedentarios que practican deporte de competición en su edad madura.

Proponemos el siguiente modo de clasificación:

- Niños :

En este grupo de edad la práctica deportiva debe de ser de iniciación y si tiene carácter competitivo debería de inscribiese en un ambiente lúdico y poco reglamentado. Sin embargo, en el deporte actual, algunas disciplinas necesitan de una especialización precoz a la cual se une muy frecuentemente un entrenamiento intensivo, todo ello hace que algunos niños deban ser considerados como deportistas de rendimiento.

- Adolescentes y jóvenes :

Es la etapa donde el deporte se practica con una intensidad más alta. Una parte importante de jóvenes deportistas practican deporte de competición, algunos de ellos se inscriben en el alto nivel y en ellos la actividad física alcanza cotas que hacen que su vigilancia y seguimiento médico sean especiales. Otra parte de jóvenes practica deporte de tiempo libre con un objetivo recreativo.

- Adultos :

Los deportistas maduros suelen practicar deporte de tiempo libre, para mantener su salud, conservar su forma y como diversión. Algunos estos deportistas maduros son proclives a extremar la práctica de esta actividad de tiempo libre y alcanzan grandes intensidades de actividad física, muchos de ellos se inscriben en competiciones deportivas con objetivos de rendimiento.

- Mayores :

Las personas mayores y ancianos realizan actividad física de forma terapéutica, para retrasar los efectos del envejecimiento y como recreación.

- Patológicos :

Enfermos que utilizan el deporte como terapia.

De este modo se establecen nueve categorías:

1. Niños en deporte de iniciación.
2. Niños en deporte de rendimiento.
3. Jóvenes deportistas de tiempo libre.
4. Jóvenes deportistas de competición.
5. Jóvenes deportistas de competición de alto nivel.
6. Adultos deportistas de tiempo libre.
7. Adultos deportistas de competición.
8. Mayores deportistas.
9. Patológicos.

Clasificación según la solicitación dinámica/estática de algunos deportes

No solo hay que tener en cuenta la edad y nivel de práctica deportiva del sujeto sino al deporte en sí. La conferencia de Bethseda recomienda la siguiente clasificación (adaptada a los deportes practicados en España).

Solicitación dinámica

Estática

BAJA: Billar, Béisbol, Badminton, Bolos, Tenis Mesa, Esquí fondo (clásico), Golf,Tenis(dobles), Hockey hierba, Tiro, Voleibol, Orientación, Marcha, Atletismo fondo, Fútbol, Squash, Tenis.

MODERADA: Tiro con arco, Esgrima, Baloncesto, Automovilismo, Atletismo saltos, Hockey hielo, Salto de trampolín, Patinaje figuras, Atletismo medio fondo, Hípica, Fútbol americano, Natación, Motociclismo, Rugby, Balonmano, Atletismo velocidad, Esquí fondo (skating), Surf, Natación sincronizada

ALTA: Bobsleigh-Luge, Culturismo, Boxeo, Atletismo lanzamiento, Esquí alpino, Ciclismo, Gimnasia, Lucha, Piragüismo, Artes marciales, Atletismo decathlón, Vela, Remo, Escalada, Patinaje, velocidad, Esquí acuático, Halterofilia, Windsurf.

RECONOCIMIENTO MEDICO-DEPORTIVO EN EL NIÑO EN EDAD ESCOLAR

Este tipo de reconocimiento esta dirigido a un grupo de edad comprendido entre los 6 y los 16 años. Dentro de este grupo de edad encontramos la categoría 1 "niños en deporte de iniciación" o lo que también se ha denominado deporte escolar y los niños comprendidos en la categoría 2 "niños en deporte de rendimiento". Este grupo 2 precisa una valoración más especifica en cuanto a efectos, prescripción y cálculo de las cargas de entrenamiento a que pueden ser sometidos.

El reconocimiento básico que se debe realizar en el niño en edad escolar comprende cinco apartados:

I.- Historia médico-deportiva.

II.- Exploración clínica.

III.- Informe médico.

I - HISTORIA MÉDICO-DEPORTIVA

La historia clínica debe ser lo mas completa posible, y que es posible que tenga que ser cumplimentada por los padres o tutores del niño, incluirá los siguientes apartados:

A - Filiación. Datos de interés del niño.

B - Historia deportiva:

* Años de práctica deportiva.

* Deporte principal.

* Deportes complementarios.

* Horas de dedicación semanal.

* Nivel de competición.

C - Antecedentes patológicos familiares. Se debe prestar especial atención a los antecedentes cardiovasculares padecidos por familiares más cercanos.

D - Antecedentes patológicos del deportista:

* Enfermedades padecidas y actuales.

* Alergias.

* Vacunaciones.

* Hábitos tóxicos.

* Tratamiento que se esté tomando.

* Antecedentes quirúrgicos.

* Lesiones deportivas y sus secuelas, si las hubiera.

* Utilización de ortesis o prótesis: Lentes correctoras, ortodoncias, plantillas u otras correcciones ortopédicas, rodilleras, tobilleras, vendajes funcionales...

E - Sintomatología actual, especialmente la que se relacione con la practica del ejercicio: disnea, dolor precordial, palpitaciones, síncope, etc.

II - EXPLORACIÓN CLÍNICA

La exploración clínica debe incluir los siguientes apartados:

1.- Exploración general

- Exploración de boca, dentición y faringe.

- Exploración de oídos (otoscopia).

- Exploración de agudeza visual.

- Exploración de abdomen, sucusión renal.

- Exploración de reflejos osteotendinosos.

- Exploración de pulsos periféricos.

- Auscultación pulmonar.

- Auscultación cardiaca.

- Tensión arterial de reposo.

- Exploración de piel, adenopatías y otras alteraciones.

2.- Balance morfoestático

Dadas las posibles repercusiones que la actividad deportiva puede tener sobre un aparato locomotor en fase de desarrollo y de crecimiento se debe prestar una especial atención a la valoración del balance morfoestático del niño y de las posibles anomalías, desviaciones y desalineaciones de estos deportistas. Se deberá efectuar estudio minucioso de las siguientes áreas:

- Exploración de cintura escapular.

- Exploración de extremidades superiores.

- Exploración de la columna vertebral.

- Exploración de la cadera y cintura pelviana.

- Exploración de extremidades inferiores.

- Exploración de pies y apoyo plantar : podoscopia.

3.- Estudio antropométrico

Es necesaria una mínima valoración antropométrica que incluirá los apartados que se relacionan a continuación, reservándose estudios mas complejos para deportistas de rendimiento.

- Determinación de la talla.

- Determinación del peso.

- Determinación del porcentaje de grasa corporal.

- Predicción de talla adulta.

4.- Espirometría (opcional)

- Determinación del FEV1.

- Determinación del FVC.

- Determinación del Índice de Tiffenau.

5.- Electrocardiograma de reposo

El estudio electrocardiográfico se debe realizar en el primer reconocimiento médico-deportivo. En el caso de ser normal, se recomienda la realización cada cuatro años salvo que aparezca clínica o se modifiquen las cargas de trabajo.

6.- Prueba de esfuerzo

Es necesaria la realización de una prueba de esfuerzo que aporte datos sobre la condición física del deportista joven.

Es suficiente la realización del test modificado de Astrand sobre banco que permite el cálculo indirecto del consumo de oxígeno y una valoración de la condición física.

Otras pruebas más complejas como la determinación del consumo de oxígeno por método directo, incluso otros métodos indirectos, escapan al contenido de este reconocimiento y se reservarán para deportistas seleccionados.

III - INFORME MÉDICO

Se considera necesaria la emisión, por parte del médico realizador, de un informe médico que incluya:

- Resumen de los datos de la historia médica y de la exploración clínica de mayor interés para el deportista.

- Valoración médica por apartados: exploración general, balance morfoestático, aparato cardiorrespiratorio, estudio antropométrico y prueba de esfuerzo.

- Consejos médicos referidos a los hallazgos o alteraciones encontradas.

RECONOCIMIENTO MEDICO-DEPORTIVO EN LA EDAD ADULTA

En las ultimas décadas se ha producido un incremento del número de adultos que practican de forma más o menos regular ejercicio físico en su tiempo libre, siendo las características de éste (intensidad, duración y frecuencia) generalmente vigorosas, y en un porcentaje importante de las mismas, incluso de larga duración y/o extenuantes. Probablemente, este hecho se debe al concepto generalizado de que el ejercicio físico debe de ser muy intenso para obtener beneficios y mejorar la forma física. Frente a este "concepto" evidencias científicas recientes demuestran como el ejercicio físico moderado practicado de forma regular produce importantes beneficios. Ante ello, departamentos de Salud Pública de diferentes países y en el caso de España, de algunas comunidades Autónomas, están iniciando campañas de promoción de la salud mediante la promoción del ejercicio físico.

En este contexto queda claro que la prescripción del ejercicio físico debe ser realizada por profesionales de la salud (médicos), y antes debe conocerse si existen contraindicaciones médicas, así como las características del ejercicio físico que se va a realizar.

Este examen previo servirá para:

1. Ayudar al diagnostico de enfermedades en individuos sintomáticos o asintomáticos.

2. Valorar la capacidad cardiovascular, pulmonar y la resistencia muscular.

3. Valorar la seguridad del entrenamiento.

4. Valorar la eficacia de las intervenciones.

5. Seguir el proceso de adaptación y servir de base para la prescripción del ejercicio físico y entrenamiento.

 Este examen estará dirigido a:

- Adultos que quieran conocer su estado de forma física y mejorar su rendimiento físico sea competitivo o no.

- Adultos con factores de riesgo primarios y/o enfermedades que quieran realizar un programa de ejercicio físico reglado.

- Adultos mayores de 35 años que vayan a realizar o que realicen ejercicio físico o deporte de forma regular.

El tipo de examen a realizar dependerá de la finalidad para la que se realice el reconocimiento médico-deportivo, así distinguiremos dos grupos :

- Examen para dar Consejo del ejercicio físico.

- Examen para Valoración de forma física y Prescripción de ejercicio

Examen para Consejo de Ejercicio Físico

 1- Motivo de la consulta medica.

 2- Historia médica.

- Antecedentes familiares y personales: procesos cardiovasculares y respiratorios en reposo y esfuerzo, problemas ortopédicos, lesiones...

- Factores de riesgo cardiovascular.

- Cirugía.

- Hábitos tóxicos.

- Alergias.

- Medicación habitual.

3- Historia deportiva:

- Deporte o deportes que practica.

- Tiempo de practica.

- Frecuencia.

- Intensidad.

- Duración.

- Expectativas y objetivos.

4- Encuesta de alimentación.

5- Examen clínico por aparatos:

- Auscultación cardiaca.

- Auscultación pulmonar.

- Pulsos periféricos.

- Tensión arterial

- Exploración abdominal.

- Organos de los sentidos.

6- Balance morfoestático:

- Exploración de cintura escapular.

- Exploración de extremidades superiores.

- Exploración de la columna vertebral.

- Exploración de la cadera y cintura pelviana.

- Exploración de extremidades inferiores.

- Exploración de pies y apoyo plantar: podoscopia.

 7- Estudio antropométrico:

- Determinación de la talla.

- Determinación del peso.

- Determinación del porcentaje de grasa corporal.

 8- Pruebas complementarias:

- Electrocardiograma de reposo.

- Espirometría basal (opcional).

- Analítica de sangre: Hemograma, colesterol, triglicéridos, glucemia (opcional).

 9- Valoración de forma física:

- Mediante protocolos convencionales (Eurofit, etc.).

Examen para Valoración y prescripción de Ejercicio Físico

Este tipo de reconocimiento incluirá todo lo anterior, con las siguientes variaciones:

1- Pruebas complementarias:

- Espirometría basal rutinaria.

- Analítica de sangre de rutina, o bien aportar una analítica de los cinco últimos años que incluya las determinaciones señaladas anteriormente.

2- Prueba de esfuerzo:

Se recomienda realizar una prueba ergométrica máxima tipo rectangular progresiva continua en cicloergómetro, que incluya un calentamiento de 5 a 10 minutos con una carga baja y aumentos progresivos cada 2 o 3 minutos.

Durante la ergometría se realizará monitorización electrocardiográfica durante toda la prueba y se tomará la tensión arterial al final de cada carga.

En pacientes aparentemente sanos, sin factores de riesgo y menores de 35 años, se utilizara el sistema de derivación CM5; mientras que en los mayores de 35 años y pacientes con factores de riesgo o enfermedades se utilizaran 12 derivaciones.

Al finalizar la prueba se recomienda no parar de forma brusca, sino realizar al menos 7 minutos de recuperación de forma activa, con controles de tensión arterial.

Según criterio médico y en dependencia del nivel deportivo de la persona estudiada, se podrán utilizar otro tipo de protocolos tanto en cicloergómetro como en tapiz rodante.

Periodicidad del reconocimiento médico-deportivo en el adulto

La periodicidad con la que se deben realizar estas pruebas dependerán del deportista y de la intensidad del trabajo físico que realiza:

 A - Adultos sanos para mejora de rendimiento físico, independientemente de su edad: Reconocimiento anual, con test ergométrico.

B - Mayores de 35 - 40 años, sanos, que realizan ejercicio de moderada o baja intensidad:

- Control médico cada 2 -5 años.

- Pruebas complementarias cada 5 años.

- Test ergométrico: No se realiza, pero podría ser necesario en dependencia de los resultados del reconocimiento médico.

C - Pacientes con factores de riesgo primarios y/o enfermedades: La realización del reconocimiento médico y tests ergométricos se planificará según la patología concreta y los objetivos del programa de actividad física.

D - Adultos sanos menores de 35 años, ejercicio de moderada o baja intensidad:

- Reconocimiento médico cada 5 años.

- Pruebas complementarias: No se realizan si no hay cambios clínicos, ni hay cambios en el programa de actividad deportiva.

 E - En caso obligación legal de certificación: El reconocimiento se realizará siempre.

En todo caso, la practica de un test de esfuerzo es la base de una correcta prescripción de ejercicio físico.

RECONOCIMIENTO MEDICO-DEPORTIVO EN LA TERCERA EDAD

La mejora de la situación socio-cultural y económica de la población española propicia hábitos de comportamiento más parecidos a sociedades cercanas que evolucionaron con anterioridad. Entre estos comportamientos se encuentran las actividades de ocio, de entretenimiento y de ocupación del tiempo libre, entre las que cada vez son más frecuentes las actividades físico-deportivas.

 Diversos condicionantes nos encaminan a una sociedad cada vez mas envejecida. En 1993 el índice de envejecimiento en España era del 14,2% para los mayores de 65 años y del 5,7% para los mayores de 75 años. Las expectativas para el año 2020 son del 18,5% y 8,05% respectivamente.

 Además, la expectativa de vida a la edad de 65 años es de consideración: 15,04 años en los varones y 18,42 en las mujeres. En términos groseros significa que el 25% de la vida de estas personas estará incluida en la denominada tercera edad.

 Existen multitud de evidencias bibliográficas que indican la relación entre los bajos niveles de actividad física y una mayor morbilidad y mortalidad. Además se han demostrado los múltiples efectos beneficiosos secundarios a una práctica de actividad física regular y controlada como, por ejemplo:

Aumento de la fuerza y flexibilidad muscular.

- Mejora del equilibrio.

- Modificación (incluso prevención) de determinadas enfermedades crónicas: cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, osteoporosis, artrosis, diabetes, deterioro cognitivo...

- Disminución de caídas y fracturas.

- Mejora de la ansiedad, del insomnio y de la depresión.

- Potenciación de la capacidad de autocuidado.

- Promoción de actividades sociales.

- Mejoría de la calidad de vida.

 Por ello es necesario efectuar un esfuerzo social para proporcionar medios de incorporación a programas de actividad física para personas de la tercera edad.

 Pero no es menos necesario indicar que esta incorporación no puede realizarse de una forma incontrolada. Es preciso saber que un 85% de las personas mayores de 65 años presentan alguna enfermedad crónica: más del 45% de mayores de 65 años padece alguna cardiopatía, existe una alta prevalencia de hipertensión arterial y estos problemas, al igual que otros procesos pueden desencadenar problemas ante esfuerzos no controlados. Por otra parte no sirve aquí la definición de salud basada en la ausencia de enfermedad debiendo utilizarse el término de salud funcional como más apropiado para este grupo etario.

 Queda claro pues que es necesario que la actividad física y deportiva en el anciano sea una actividad sujeta a prescripción médica, precise un control médico y haga imprescindible la realización de una valoración previa a la realización de ejercicio.

 Los contenidos del reconocimiento médico pueden variar en dependencia de la situación del anciano y en este sentido es muy útil la siguiente clasificación de personas de tercera edad:

Anciano activo .

Generalmente recientemente jubilado y sin patología. Está indicada una valoración completa y el objetivo de su actividad física es la mejora de la condición aeróbica (ganancia del consumo máximo de oxígeno) .

Anciano vulnerable .

Presenta un deterioro funcional y padecimientos crónicos. No parece indicada una valoración completa. Es necesario efectuar un análisis de actividades de la vida diaria básicas (Indice de Katz) y/o instrumentadas (Indice de Lawton y de Brody). Es necesario conocer su situación cognitiva (Cuestionario de Pfeiffer: SMPMSQ).

El objetivo, en estos ancianos, es conseguir una mejora funcional, un acondicionamiento cardiovascular y una potenciación de la flexibilidad y de la fuerza muscular.

Anciano frágil .

Presenta una mínima capacidad funcional y posiblemente esté institucionalizado, además de presentar múltiple problemática médica. Precisa una valoración mínima con análisis de la vida diaria y de su situación mental.

El objetivo, en estos ancianos, es evitar caídas y sus secuelas, así como potenciar sus actividades de vida diaria.

Existen pocos signos sobre la aptitud física normal en el anciano. Hay dificultad para obtener grupos de población de edad avanzada para hacer pruebas de esfuerzo y los que se prestan suelen ser los miembros más activos.

Otra cuestión de difícil contestación es saber si la pérdida funcional es una respuesta a la vejez o, simplemente, la disminución de la actividad física normal. En estas edades puede ser muy difícil establecer la barrera entre lo fisiológico y lo patológico.

Características del reconocimiento médico-deportivo en la Tercera Edad .

En ancianos activos el reconocimiento no difiere prácticamente del reconocimiento del adulto intentando que sea lo más completo posible.

El American College of Sports Medicine recomienda la ergometría a todos los varones mayores de 40 años y mujeres mayores de 50 años que estén en buen estado de salud y vayan a realizar programas de ejercicios vigorosos y en todos los ancianos con síntomas sugerentes (o existencia conocida) de enfermedades metabólicas, pulmonares o cardiovasculares y que estén planificando un programa de ejercicios moderados.

En la necesaria historia clínica, detallada y minuciosa, hay que prestar especial atención a la presencia de patologías crónicas, a la presentación atípica de estas patologías y al análisis de la medicación consumida habitualmente sobre todo en lo que se refiere a sedantes, antidepresivos, hipotensores, insulina, ADO, antihistamínicos, diuréticos, betabloqueantes, etc.

 Es útil conocer los niveles de actividad del individuo para poder establecer unos objetivos de trabajo reales y adecuados a sus posibilidades.

 La exploración, que es análoga a la del adulto, debe prestar especial énfasis en el análisis del grado de flexibilidad, de la situación músculo-esquelética, en la evaluación correcta del equilibrio y de la marcha, así como la exploración de la visión y de cualquier enfermedad que se pueda padecer dada la gran importancia que tendrán en el desarrollo del programa físico posterior. Es de destacar que las deficiencias en estas aptitudes pueden suponer limitaciones al desarrollo de la actividad física del anciano.

 Como quiera que la mayor parte de la morbi/mortalidad relacionada con el ejercicio se asocia con una cardiopatía preexistente es imprescindible una evaluación completa de la función cardiaca que incluirá una auscultación cardiaca, toma de tensión arterial de reposo en decúbito y en ortostatismo, y la realización de un electrocardiograma de reposo de doce derivaciones.

Es preciso realizar prueba de esfuerzo, preferentemente en tapiz rodante respecto a la bicicleta ergométrica y con objeto de aportar datos sobre la situación funcional del anciano, antes que para conocer implicaciones pronósticas respecto a posible cardiopatía isquémica. Para el correcto análisis de los datos, la prueba de esfuerzo debe planificarse como de tipo máximo o limitada por criterios determinados (agotamiento, modificación del ST, arritmias, hipertensión arterial de esfuerzo, hipotensión, cuadros vagales, etc...) pues los cálculos de VO2 máximo basados en relaciones entre frecuencia cardiaca y consumo de oxígeno resulta bastante impreciso en estos grupos de edad.

 El estudio de los diversos parámetros es fundamental para la planificación de la actividad física posterior, sobre todo para determinar los niveles de carga de trabajo, la frecuencia cardiaca límite, sin olvidar las actitudes intervencionistas como tratar una hipertensión arterial de esfuerzo o una cardiopatía isquémica.

 Es recomendable efectuar un control analítico que incluya: hemograma completo, colesterol, función renal, glucosa, iones y lo que se derive del análisis de la historia médica del paciente.

RESUMEN DE LA VALORACIÓN PREVIA AL EJERCICIO EN LA TERCERA EDAD

Historia clínica :

Antecedentes patológicos propios y familiares.

Programa de actividad física previa.

Programa de actividad física actual: frecuencia, duración, intensidad.

Enfermedades agudas y crónicas padecidas.

Medicación habitual.

Sintomatología dolor torácico, disnea, claudicación de extremidades, clínica articular...

Factores de riesgo: tabaco, ansiedad, obesidad...

Hipertensión arterial ( > 140/ > 90mmHg).

Hiperlipidemia.

Glucemia.


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