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Entrenamiento de fuerza para niños y adolescentes

El aumento de la popularidad, en años recientes, de los clubes de salud y salas de pesas entre una población más joven ha generado interés por los beneficios y riesgos de tal participación en este segmento de la población. Aunque están bien documentados los beneficios del entrenamiento con cargas en la comunidad adulta, el tema del entrenamiento de fuerza en niños se ha estudiado mucho menos. Durante muchos años no se recomendaba este entrenamiento para deportistas jóvenes porque se consideraba que no era productivo ni seguro(1, 2) . La preocupación por el aumento del riesgo de lesiones esqueléticas y por los posibles efectos sobre el crecimiento del músculo esquelético había suscitado interrogantes sobre los beneficios del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes. El propósito de esta toma de posición es aportar una información con base científica para la comunidad de la preparación física, incluidos tanto los padres como los niños, sobre el uso del entrenamiento de fuerza en niños de edad pre y pospuberal.

MEJORÍA DE LA FUERZA

En las primeras investigaciones sobre los efectos del entrenamiento con cargas en niños de edad prepuberal no se comunicaron mejorías importantes de la fuerza muscular. Sin embargo, en estos estudios existieron varios problemas metodológicos en relación con la prescripción del ejercicio y con el protocolo de ensayo empleado para valorar el programa de entrenamiento. En concreto, estos estudios utilizaron bajas intensidades de entrenamiento y evaluaron un programa de ejercicios dinámico mediante pruebas isométricas.

En estudios posteriores en los que se analizó el rendimiento de fuerza de niños, después de la participación en un programa de entrenamiento de la resistencia, se ha sugerido que cuando se incorpora un programa apropiado de ejercicio con una supervisión adecuada, pueden lograrse mejorías importantes de la fuerza sin lesiones esqueléticas. En otros estudios se han comunicado también mejorías significativas de la fuerza (5%-40%) tanto en niños como en adolescentes que entrenaban 2-3 veces a la semana siguiendo protocolos isotónícos, isocinéticos o isométricos(5-9). Parece que los niños responden de forma similar a los adultos a los cambios en las variables agudas de los programas (p. ej., intensidad, volumen y frecuencia de entrenamiento). Además, la mejoría de la fuerza muscular depende también de la experiencia en el entrenamiento de la resistencia del niño. Los niños que son levantadores novatos obtendrán mayores ganancias de fuerza que los niños con entrenamiento previo de la resistencia (debido a un efecto de aprendizaje). En las comparaciones entre las respuestas al entrenamiento de niños y adultos, se observa un mayor aumento absoluto de la fuerza en los adultos. Sin embargo, los aumentos relativos de la fuerza (cambio porcentual respecto al nivel inicial) parecen ser mayores en niños.

ADAPTACIONES MUSCULARES Y NEURALES

La interacción entre las adaptaciones neurales y la hipertrofia muscular es el mecanismo subyacente de la mejoría de la fuerza en los adultos. En una población prepuberal, se cree que la hipertrofia muscular no es el factor principal para la mejoría de la fuerza muscular. Esto se ha demostrado en varias investigaciones en las que no se comunicaron en niños cambios del área transversal del músculo después de entrenamientos de resistencias. Aunque en otros estudios se han comunicado ligeros aumentos del área transversal del músculo después de programas de entrenamiento de resistencia comúnmente se piensa que la mejoría de la fuerza en los niños se relaciona más con adaptaciones de factores neurales que con cambios en la hipertrofia muscular.

Las adaptaciones neurales pueden ser aumento de la activación de la unidad motora, aumento de la sincronización de la unidad motora y un aumento del potencial evocado de sacudida. La falta de una respuesta de hipertrofia muscular importante al entrenamiento de resistencia en niños prepuberales puede estar relacionada con la influencia hormonal sobre el tejido muscular. Los aumentos de la secreción de testosterona son consecuencia del desarrollo genital en los varones, que se produce durante la pubertad y a menudo se asocia al aumento de la masa corporal magra(15,16). Se cree que la hormona del crecimiento y los factores de crecimiento insulinoides son los principales estímulos endocrinos para el desarrollo muscular en mujeres.

RENDIMIENTO DEPORTIIVO Y PREVENCIÓN DE LESIONES

Uno de los principales objetivos de un programa de entrenamiento de resistencia para deportistas maduros es mejorar el rendimiento deportivo. Considerando los requisitos intensos y físicamente exigentes a que se someten los niños que practican diversos deportes, parece que el entrenamiento de fuerza sería beneficioso para mejorar el rendimiento deportivo. Sin embargo, en muy pocos estudios se ha examinado el efecto del entrenamiento de fuerza sobre la mejoría del rendimiento deportivo en niños. En un estudio inicial de Ainsworth(19) no se encontró una diferencia significativa en la velocidad de natación después de un programa de entrenamiento isométrico. Sin embargo, en un estudio posterior de Blanksby y Gregor(-5), se demostró una mejoría significativa de la velocidad de natación después de un programa de entrenamiento de fuerza. El contraste entre estos estudios destaca la importancia de una prescripción adecuada del ejercicio. Para optimizar el "traslado" de la mejoría de la fuerza desde la sala de pesas al terreno deportivo, los programas de entrenamiento deben incorporar movimientos que sean similares a los empleados por el joven deportista en el campo o en la cancha.

Se han utilizado pruebas del rendimiento motor como medida del efecto del entrenamiento de resistencia sobre el rendimiento deportivo. Se han observado mejorías significativas en el salto vertical(11, 20) , al salto de longitud en bipedestación (21) y el número de flexiones realizadas(21) después de programas de entrenamiento de 5-14 semanas en niños tanto pre como pospuberales. Sin embargo, hay varios estudios en los que no se comunicaron mejorias significativas en las pruebas del rendimiento motor (22, 23) ni en medidas de la potencia anaerobia (23, 24) . Estos resultados contradictorios podrían estar en relación con diferencias en la prescripción de ejercicio o en la familiaridad del sujeto con el protocolo de prueba.

Se ha sugerido que el entrenamiento de fuerza tiene un papel en la prevención de lesiones, que se observa generalmente por disminución en la tasa de lesiones, en la gravedad de las lesiones o en el dolor articular. Además, este entrenamiento parece reducir el tiempo de rehabilitación desde la lesión. Las investigaciones científicas en las que se ha examinado la relación o los mecanismos del entrenamiento de resistencia y la prevención de las lesiones son muy limitadas. Sin embargo, se piensa que la mejoría de la fuerza del tejido conjuntiva podría contribuir a una reducción de la tasa de lesiones en individuos entrenados para resistencia

ASPECTOS DE SEGURIDAD

Los programas de entrenamiento de fuerza que se realizan sin una supervisión adecuada aumentan el riesgo de lesiones musculoesqueléticas tanto en niños como en adolescentes. El entrenamiento sin supervisión puede aumentar la probabilidad de fracturas de la placa epifisaria, rotura de discos herniarios y lesiones lumbares(211). Durante los programas de entrenamiento supervisado, la incidencia de lesiones de tejidos blandos no parece ser mayor durante el entrenamiento de resistencia que en cualquier otro deporte. Aunque se ha sugerido que las lesiones lumbares son prevalentes entre los levantadores de peso de competición (25) , en investigaciones recientes en Inglaterra se ha comunicado que la frecuencia de lesiones en los levantadores de peso de competición es menor que en la mayoría de las demás especialidades deportivaS(29) . No hay pruebas científicas en la literatura en que se comunique un mayor riesgo de lesiones musculoesqueléticas en niños o adolescentes que participen en un programa de entrenamiento de resistencia, en comparación con otras actividades físicas.

Las lesiones de la placa de crecimiento epifisaria son una causa de preocupación importante en el entrenamiento de fuerza en los niños. Durante un período de 20 años de lesiones epifisarias relacionadas con el deporte, sólo se han comunicado 85 casos(311). Sin embargo, ninguna de estas lesiones se relacionó con la participación en un programa de entrenamiento de fuerza. Este tipo de lesión suele ser raro durante la actividad física, y se ve con más frecuencia en adolescentes que en niños(31). Se ha sugerido que la placa de crecimiento epifisaria es capaz de soportar mucha más actividad en los niños de lo que se pensaba habitualmente . Se cree que el potencial aumentado de lesión de la placa epifisaria como consecuencia de un programa este entrenamiento está relacionado con una técnica incorrecta, una prescripción inadecuada del ejercicio o movimientos balísticas. Además, en el raro caso de una lesión de la placa epifisaria relacionada con el deporte, no se observó un efecto negativo sobre el crecimiento(32) . Esto está relacionado aparentemente con la localización de la lesión, que suele producirse en la epífisis distal del radio. Aunque parece que el entrenamiento de fuerza no aumenta la probabilidad de lesiones esqueléticas o relacionadas con el crecimiento en niños o adolescentes, puede estar justificada una mayor investigación para analizar el efecto longitudinal del entrenamiento de fuerza en la placa epifisaria en esta población.

CONCLUSIÓN Y RECOMENDACIONES

Las pruebas disponibles sugieren que el entrenamiento de fuerza puede producir mejorías significativas de la fuerza tanto en niños como en adolescentes, y que los programas de este tipo pueden realizarse de forma segura si se respetan varios aspectos importantes de seguridad.

1. No debe iniciarse ningún programa de este tipo sin la supervisión adecuada de un profesional acreditado en el campo de fuerza y preparación física.

2. Debe enseñarse al niño la técnica adecuada para cada ejercicio.

3. El equipo utilizado para los ejercicios debe ser seguro y adecuado para el tamaño del niño.

4. Deben evitarse intensidades de entrenamiento altas, y no deben realizarse intensidades máximas antes de que el niño llegue a los 16 años de edad o al estadio 5 de Tanner(33).

5. Todas las progresiones de la intensidad del entrenamiento deben hacerse muy gradualmente.

6. El entrenamiento de fuerza debe usarse como forma suplementaria de actividad física, y no en sustitución de la actividad normal del niño.

7. Los programas de entrenamiento de fuerza deben diseñarse para satisfacer las necesidades del deporte concreto practicado por el niño o el adolescente.

8. Todos los ejercicios deben realizarse en toda la amplitud de movimiento de cada músculo de manera controlada.

9. Deben evitarse los movimientos rápidos, súbitos y balísticas durante el ejercicio.

10. Deben realizarse ejercicios de calentamiento antes de toda las lesiones de entrenamiento, y ejercicios de flexibilidad y enfriamiento después de ellas.

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